La termoterapia es la aplicación de calor con fines terapéuticos. Existen diversas formas de aplicar este calor y, en general, lo que se busca es un efecto sedante, relajante.
Las técnicas de termoterapia utilizan diferentes formas de calor como tratamiento, ya sea en forma sólida, semilíquida o gaseosa. Para que se considere como termoterapia, es necesario que la temperatura del elemento aplicado sea superior a la que fisiológicamente tiene el organismo. En cuanto al máximo de temperatura, depende de la sensibilidad térmica del paciente.
Efectos de la termoterapia
Vasodilatación. Aumento del flujo de sangre a la zona
(hiperemia). La hiperemia tiene efecto analgésico (reduce el dolor), favorece
la nutrición de los tejidos y la eliminación de productos de deshecho.
Disminución de la presión arterial.El calor afecta al
corazón y reduce la presión sanguínea. Si baja en exceso, pueden producirse
mareos, por lo que es necesario supervisar para evitarlo.
Efecto sedante. El estímulo de calor de larga duración tiene
efecto sedante, ya que favorece la relajación muscular, evita el espasmo
muscular, alivia la fatiga y ralentiza la conducción nerviosa de estímulos
dolorosos.
Técnicas de aplicación de la termoterapia.
Hay infinidad de formas de aplicar calor. Aquí algunos
ejemplos:
Sólidos: Mantas eléctricas (como la de la imagen superior),
sacos, hot-packs… Estos últimos se calientan en microondas y conservan el calor
unos 15-20 minutos. Se aplican protegiendo la zona con una toalla, y tienen la
ventaja de ser adaptables a regiones como el hombro o cuello. Ideales para su
uso en casa.
Semilíquidos: Fangos, lodos, parafina, parafangos… Se suelen
aplicar en consulta, con la ventaja de que son moldeables y adaptables a
regiones como la espalda completa o la mano completa (en este caso es muy
utilizada la parafina).
Gas: Aire seco (por ejemplo utilizando un secador). Puede
aliviar en algunos casos, aunque, para aplicar en casa, creo que es mejor la
aplicación de sólidos. Otra variante es el vapor de agua (sauna).
Radiación: Lámpara de infrarrojos, microondas… Se suelen
aplicar en consulta.
SAUNA
Las saunas clásicas consisten en estructuras de madera
cerradas, en forma de caseta en la cual se encuentran asientos a diferentes
alturas, lo cual nos permite graduar la temperatura a la que nos situamos en su
interior, más elevada en los niveles superiores.
El calor procede de unas piedras que están muy calientes en
el interior de la sauna, se mantienen calientes por diversos medios. La
temperatura adecuada oscila entre los 60 y 80 grados centígrados, sobre las
piedras puede añadirse agua con esencias aromáticas, lo cual nos permite
experimentar las sensaciones que acompañan a la sauna húmeda.
La sauna es un eficaz medio de comunicar temperatura al
organismo humano. La sauna es ideal para comunicar calor seco y húmedo, basta
utilizarla de la forma en que precise hacerlo. La sauna ha sido considerada
desde tiempos muy remotos como mucho más que un medio de purificación física a
través de las toxinas que se eliminan por la piel con el sudor. La sauna ha
sido considerada por muchas tradiciones también como un medio de purificación
espiritual.
En condiciones normales se aplica la sauna comenzando por
calor seco, ello hace que surja una sudoración inicial que desintoxica y limpia
la piel, en una segunda fase se añade agua a las piedras y la temperatura
asciende debido a que el vapor de agua es mejor transmisor del calor que el
aire, aplicándose durante un corto periodo de tiempo nos ayuda a tratar
diversas afecciones de la piel e incluso afecciones nasofaríngeas. No es
recomendable la sauna para personas que sufren de patologías cardíacas. Se
finaliza la sauna con una ducha fría y en algunos casos con fricciones y
cepillados de la piel.
Algunos de los tratamientos aplicados como termoterapia.
FANGOS Y PARAFANGOS
Los fangos y parafangos se utilizan sobre todo en
reumatismos crónicos, lesiones articulares que cursan con procesos
inflamatorios, dolores de espalda, e incluso como un medio de preparación para
la aplicación posterior de terapias manuales. Se pueden utilizar como una
técnica refleja aplicando calor localizado en la raíz nerviosa origen del
segmento corporal que queremos tratar a distancia.
Se utilizan como todas las técnicas de termoterapia como un
medio para elevar la temperatura corporal, aunque en este caso su aplicación es
de carácter local, siendo los lugares más comunes de aplicación el cuello, los
hombros y espalda.
Los fangos son piedra volcánica triturada hasta ser
convertida en polvo, se usan tal cual o mezclados con parafinas u otras
substancias que les confieren la densidad adecuada para su manejo y nos
aproximan a las temperaturas que deseamos obtener. Se funden entre los 55 y 75
grados, hay que tener mucho cuidado en su aplicación para no lesionar la piel,
no utilizar nunca por encima de los 50 grados. Los tratamientos se realizan
diariamente y en periodos de tiempo de entre 15 y 40 minutos.
MANTAS CALIENTES
Las mantas calientes son de fácil aplicación y permiten un
correcto control de la temperatura sin apenas riesgo, su aplicación más común
se realiza en patologías reumáticas y degenerativas articulares que cursan con
dolor crónico. Como toda aplicación de calor seco permite experimentar al final
del tratamiento una sensación de aumento de energía.
Son mantas térmicas que pueden llegar a cubrir todo el
cuerpo, podemos llegar a conseguir un moderado aumento de la temperatura
corporal con una gran facilidad de manejo en la obtención del grado de calor
deseado.
La aplicación de calor seco nos permite tratar patologías de
carácter reumático así como aquellas dolencias en que el dolor se convierte en
uno de los factores insidiosos y más complejos de remediar.
Las mantas calientes generan un aumento significativo de la
sudoración que hay que tener en cuenta durante todo el proceso, puede ser
conveniente la aplicación de frío en la zona del cuello para permitirnos
ampliar la duración del tratamiento.
Aunque lo más común es la aplicación de calor obtenido por
medio de sistemas regulados eléctricamente, es posible obtener resultados
similares envolviendo al paciente con mantas que impidan la pérdida de calor
corporal, con lo cual la temperatura del medio se eleva y con ella la
sudoración; se puede aumentar la sensación de calor con recursos energéticos
sencillos tales como agua caliente en botellas, arena caliente, irradiación
externa, etc.
INFRARROJOS
Los infrarrojos además de ser un eficaz medio terapéutico en
si mismo, se utiliza como una preparación para la aplicación de otras
terapéutias como el masaje o las técnicas de electroterapia, la aplicación de
ultravioletas o previo a los estiramientos o ejercicios de potenciación
muscular, lográndose un precalentamiento de la zona a tratar o ejercitar,
facilitando el proceso de rehabilitación.
Como todas las aplicaciones de calor seco obtiene resultados
en patologías reumáticas crónicas, y también resulta útil como medio para
disminuir el dolor localizado, asimismo en patologías que cursan generando
contracturas musculares tales como lumbalgias, dorsalgias y cervicalgias.
Los infrarrojos forman parte del espectro lumínico que
irradiado por el Sol recibimos cada día, son los responsables esenciales de la
sensación de calor que percibimos al exponernos a la luz solar.
Todos los objetos calientes emiten radiación infrarroja, no
visible por el ojo humano aunque muy perceptible por nuestros sensores
térmicos; las clásicas bombillas de infrarrojos emiten una luz roja coloreada
adecuadamente por el cristal que rodea el filamento, el mayor efecto de
elevación de temperatura se debe a una radiación electromagnética que no
podemos ver.
Aunque el grado de penetración en el cuerpo es de apenas
milímetros, el aumento de temperatura local que produce es capaz de producir un
aumento del riego sanguíneo en la zona de irradiación, este aumento perdura
varios minutos tras el tratamiento.
BAÑOS DE CERA O PARAFINA
El tratamiento con baños de cera o parafina consiste en ir
introduciendo el miembro afectado en el recipiente que contiene la parafina a
una temperatura entre 45 y 55 grados, de forma que se van depositando sucesivas
capas de cera caliente sobre la piel, hasta conseguir un número de diez a doce
capas superpuestas, tras ello se envuelve la mano, por ejemplo, con una
sustancia aislante, papel preparado o plástico y todo ello a su vez se vuelve a
envolver en una toalla para evitar la pérdida de calor, se mantiene así de 15 a
20 minutos y se pasa a retirar la cera del miembro afecto. Los tratamientos se
realizan a diario hasta que remitan los síntomas.
Los baños de cera o parafina son muy utilizados como agentes
terapéuticos y calmantes del dolor.
Los recipientes para baños de cera o parafina tienen unos
controles de seguridad y reguladores de temperatura que permiten trabajar sin
riesgos con substancias de por si tan inflamables.
Obtenemos con los baños de parafina tratamientos locales
útiles para procesos reumatológicos y artríticos de miembro superior e
inferior, aunque especialmente se tratan manos y muñecas.
Aplicación de calor local en una lesión
Principalmente indicado en contusiones musculares y
articulares después de la evolución aguda. Inicialmente se recomienda aplicar
hielo y, tras las primeras 48-72 horas, aplicar calor.
Si existe inflamación (la zona está roja, caliente,
hinchada…) está completamente contraindicado aplicar calor (siendo más correcto
aplicar frío).
Por ejemplo, el calor alivia en casos de artrosis, pero
puede empeorar una artritis.
Percepción subjetiva de calor
Cada individuo tiene una diferente sensibilidad térmica. El
calor puede quemar la piel y la persona no darse cuenta, por lo que se requiere
mucho cuidado en su aplicación.
En la aplicación de termoterapia debe notarse un calor
intenso, pero siempre agradable, y que la sensación confortable se mantenga
durante toda la aplicación.
Es conveniente revisar la zona cada pocos minutos, para
comprobar que no se producen lesiones en la piel.
Efectos del calor sobre el organismo
Aumento de vascularización (hiperemia): Hay un mayor flujo
de sangre.
Disminución de la tensión arterial por la vasodilatación.
Aumento de las defensas en todo el organismo.
Disminución de la inflamación en inflamaciones subagudas y
crónicas.
Efecto analgésico, ya que rompe el círculo vicioso de dolor
-> contractura -> dolor.
Aumento de la frecuencia respiratoria (taquipnea).
Actúa también sobre el aparato digestivo como laxante, ya
que aumenta el peristaltismo.
Fluidifica las mucosidades.
Indicaciones
Dolores reumáticos subagudos y crónicos.
Cólicos viscerales, como los nefríticos.
Para aumentar la eliminación de toxinas por ácido úrico (en
hiperuricemia) aumentando la eliminación de orina.
Contraindicaciones
Inflamaciones agudas.
En caso de cardiopatías descompensadas.
En alteraciones de la tensión arterial.
En anestesia o alteración de la sensibilidad cutánea (riesgo
de quemaduras)
Procesos agudos musculoesqueléticos
Cavidades cerradas
Miositis osificante
Área cardiaca
Áreas de insuficiencia vascular
Zonas tumorales
Platillos de crecimiento
Útero grávido
Cardiopatías
Pacientes anticoagulados
Procesos infecciosos
Neoplasias
Glaucoma
Hipotensión grave
Hemorragia activa
Insuficiencia hepática
Inflamación aguda
Problemas renales
Trastornos dérmicos activos (hongos por ejemplo)
Colagenopatias activas
Alteraciones de la sensibilidad